INTRODUCCION

Apropósito del Año Jubilar que estaremos ''celebrando en esta Diócesis de Querétaro y en la Provincia franciscana de San Pedro y San Pablo de Michoacán del 17 de octubre de 2006 hasta el 17 de octubre de 2007, con motivo del 375 aniversario de la presencia, en esta porción de la Iglesia, de la Venerable imagen de Santa María de El Pueblito, es preciso que tengamos bien claro el significado de lo que es un Año Jubilar para la Iglesia cristiana católica, y cuáles son sus beneficios, y cómo poder obtenerlos para provecho personal y comunítario.

Comenzaremos por conocer la raíz de la palabra Jubileo, que proviene del latín iubilaeum. En español se traduce como gozo, alegría muy especial, que busca transformar para bien, las personas que lo experimentan.

La práctica de celebrar un Año Jubilar la encontramos ya en la tradición judía, era el nombre del año consagrado a dios y al descanso, puesto que ni se sembraba ni se segaba, todos los predios vendidos volvían a su antiguo dueño y los esclavos eran puestos en libertad, y, según la ley, debía celebrarse cada cincuenta años.

Entre los católicos, es el año privilegiado en el que, con motivo de estar celebrando algún acontecimiento trascendental, y cumpliendo durante ese año algunas condiciones requeridas por la Iglesia, se pueden obtener gracias especiales a favor de sí mismo y a favor de nuestros hermanos difuntos. Un Jubileo es un tiempo de gracia y de perdón para recordar y celebrar un gran acontecimiento religioso, con miras a una renovación de vida por el porvenir.

En el Antiguo Testamento cada siete años, en un año 'jubilar", se dejaba descansar la tierra, se ponía en libertad a los esclavos y se perdonaban todas las deudas, para recordar y celebrar que Dios era el

dueño de todo y de todos y que además habte liberado a los israelitas de la esclavitud. En la Iglesia, cada 100 años primero y cada 25 años en laf actualidad, se concede, con el permiso debido, yal sea del Papa o del Obispo diocesano, la gracia del poder obtener la indulgencia plenaria, a todos

aquellos que quieran ganarla.

Es preciso subrayar siempre lo que Isaías expresa con las palabras: "proclamar un año de gracia del Señor". El jubileo para la Iglesia, es verdaderamente este año de gracia, es decir un año de perdón especial de los pecados y de las penas por los pecados cometidos, año de reconciliación entre los adversarios, año de múltiples conversiones y de penitencia sacramental y extra-sacramental. La tradición de los años jubilares está ligada a la concesión de indulgencias de un modo más generoso que en otros años. Junto a losjubileos que recuerdan el de la Encarnación de Jesús, como el celebrado durante el pasado año 2000, el cumplimiento de los cien, los cincuenta o los veinticinco años, existen también aquellos que conmemoran la obra de la Redención: la cruz de Cristo, su muerte sobre el Gólgota y su resurrección. La Iglesia proclama "un año de gracia del Señor" y se afana para que todos los fieles puedan gozar más ampliamente de esta gracia.

En la vida de cada persona los jubileos hacen referencia normalmente al día de su nacimiento aunque también se celebran los aniversarios del Bautismo, de la Confirmación, de la primera Comunión, de la Ordenación sacerdotal o episcopal y del sacramento del matrimonio. También algunos de tales aniversarios tiene su correspondencia en el ámbito secular, pero los cristianos siempre le atribuyen un carácter religioso. Por lo tanto, todos estos jubileos personales o comunitarios tienen un papel significativo en la vida de las personas y de las comunidades.

Si tales eventos tienen una marcada importancia, también la tiene la celebración de los 375 años de presencia amorosa y maternal de Santa María de El Pueblito en medio de nosotros. La palabra jubileo, también es sinónimo de alegría, la cual debemos demostrar interna y externamente y hacer alarde de ello, pues la venida de esta bendita y tierna imagen en su advocación de El Pueblito, como ha sido llamada desde nuestros antepasados, por haber elegido el designio de Dios que esta imagen se quedara para siempre en estas tierras, y producido el cambio definitivo a la fe cristiana de todos los habitantes de estas tierras queretanas, nos permite celebrar, con la debida licencia eclesiástica de nuestro Señor Obispo de la diócesis de Querétaro, Don Mario de Gasperín Gasperín, "un año de gracia del Señor", para que, debidamente dispuestos, por medio del sacramento de la Reconciliación, y la práctica de algunos de los siguientes actos podamos llegar a obtener la indulgencia jubilar durante este Año Jubilar diocesanoy provincial.

Ahora nos preguntamos: ¿Qué significa la Indulgencia Jubilar?

En primer lugar decimos que es uno de los elementos constitutivos del Jubileo. En ella se manifiesta la plenitud de la misericordia del Padre, que sale al encuentro con su amor, el cual lo manifiesta con el perdón de las culpas. De este modo, Dios Padre concede su perdón por medio del sacramento de la Penitencia y de la Reconciliación.

Es importante destacar que el sacramento de la Penitencia ofrece al pecador la posibilidad de convertirse y de recuperar la grada de la justificación, la cual se obtiene por el sacrificio de Cristo. Reconciliación y Eucaristía, es el binomio sacramental que de manera especial durante este Año Jubilar nos concederá la gracia de la paz y de nuestra reconciliación con Dios, con nosotros mismos, con nuestros hermanos y con toda la creación: este es el encuentro transformador que abre el don de la indulgencia para uno mismoy para los demás.

Hermanosy hermanas: vivamos este año de gracia guiados de la mano de María, como se dejaron guiar nuestros mayores y lograron experimentar el encuentro festivo, gozoso y transformador por Cristo y en Cristo.

Por último, presentamos las condiciones a seguir para poder obtener durante este Año Jubilar la gracia de la indulgencia jubilar:

a) La participación en el Sacramento de la Reconciliación.

b) El cumplimiento de la penitencia impuesta.

c) La participación en el Sacramento de la Eucaristía.

d) Hacer las siguientes oraciones: El Credo, Padre nuestro,Ave María y Gloria. Orar por las intenciones del Papa.

e) Visitar el Santuario de Nuestra Señora de El Pueblito.

f) Visitar las iglesias donde, durante este año jubilar se encuentre de visita la Venerable Imagen, cumpliendo las prescripciones arriba mencionadas.

La indulgencia plenaria se podrá ganar todos los días del año jubilar, conforme la Norma 21 & 1, de la legislación sobre las indulgencias, según la cual sólo puede ganarse una indulgencia al día para sí mismo, y por los hermanos difuntos, una indulgencia por fiel difunto también cada día.

Que Santa María de El Pueblito, con su presencia evangelizadora nos siga conduciendo a Jesucristo, medio de salvación segura.

ENERO-FEBRERO DE 2007

Estimado hermano lector, que sigues con interés nuestra revista bimensual de Santa María de El Pueblito desde su Santuario: aquí estamos de nuevo en esta serie especial de artículos con motivo del 375 Aniversario de culto a Santa María de El Pueblito. En esta ocasión nos encontramos ya en el mes de febrero, un mes muy especial en relación a la Santísima Virgen de El Pueblito, puesto que cada año durante este mes celebramos en este Santuario la Fiestas Tradicionales en Honor de Nuestra Señora de El Pueblito, fiestas que se organizan año con año, y tienen como finalidad agradecer a la Santísima Virgen, bajo la advocación de El Pueblito, todos los favores recibidos en el transcurso del año por su intercesión, así como recordar aquella fecha memorable del

5 de febrero de 1736, cuando la Sma. Virgen fue trasladada de su segunda ermita al Santuario actual.

La segunda ermita fue construida en el año 1714 por los religiosos Franciscanos en el lugar donde estuvo por mucho tiempo el camposanto, una capillita de adobe como de diez metros y a ella trasladaron la santa imagen de la primitiva ermita situada entre el pueblo y el cerrito del Cue, lugar donde Fr. Nicolás de Zamora colocó por primera vez la santa imagen y donde comenzó a recibir los primeros homenajes de veneración y amor de parte de los pobladores. En esta primera ermita la imagen duró por espacio de ochenta y dos años. En la segunda ermita duró veintidós años (1714-1736) La devoción a Nuestra Señora de El Pueblito fue en aumento día con día, año tras año, conforme lo narran los diferentes escritos históricos sobre el culto a la Virgen de El Pueblito, devoción no solamente de parte de los habitantes de El Pueblito, sino de la ciudad de Santiago de Querétaro y de los municipios del Estado y de otros lugares circunvecinos a Querétaro.

Este fenómeno religioso que propició la afluencia de tantos peregrinos que acudían de otros lugares a suplicar el patrocinio de la Virgen de El Pueblito, y los beneficios que continuamente eran recibidos por los devotos peregrinos, provocó el natural deseo de construirle una casa más digna de tan gran Señora, en donde pudiera acoger en tan gran número a todos los hijos que a ella acudían continuamente.

Y es así como se construyó el Tercer Templo, actual Santuario, siendo su principal benefactor el Capitán D. Pedro

Urtiaga, de quien precisamente y por este motivo, la calle donde se encuentra el Santuario lleva este nombre. La devoción del Capitán se consolidó cuando por intercesión de tan celestial Señora fue librado de la muerte en una grave enfermedad, y en agradecimiento hizo voto de levantarle a sus expensas un nuevo templo, y dice la historia que en su testamente encargó a su hijo, el coronel y alférez real D. José de Urtiaga, llevara a feliz término este propósito. Su hijo, devoto también de Nuestra Señora, junto con su esposa Doña Petra María de la Campa Cos, aportando también grandes cantidades de dinero, y junto con los donativos de los habitantes de El Pueblito y demás peregrinos devotos, se levanto el actual Santuario, estrenándose finalmente el 5 de febrero de 1736. Las crónicas dicen que, se construyó en el mismo lugar donde estuvo levantada la primera ermita.

A lo largo de sus 271 años de existencia, el Santuario ha sido remozado en varias ocasiones. En el año 1910 se amplió, agregándole el camarín posterior que se convirtió en presbiterio. Allí se construyó un hermoso ciprés para ser colocada la venerable imagen, decorándose con un gusto muy exquisito, el piso fue cubierto con madera artísticamente trabajada, se ampliaron los ventanales colocándoles policromas vidrieras, y se le dotó de un magnifico órgano Walker, el cual está en uso hoy en día.

El Santuario y el altar mayor fueron consagrados el 7 de septiembre por el Exmo. Sr. Obispo Diocesano Dr. Y Lie. D. Manuel Rivera Muñoz. Posteriormente el piso de madera fue cambiado por otro de losetas de mosaico y se hermoseó el atrio. El año de 1961 se decoró nuevamente el altar mayor y el trono y el trono de Nuestra Señora, adornándose los amplísimos ventanales del presbiterio con preciosos emplomados. En el año de 1971, con motivo del 25 aniversario de la Coronación Pontificia, se remodeló el atrio del Santuario, quitándole el muro que lo circundaba, y quedando de la manera como lo podemos apreciar ahora. Durante el período de preparación y posteriormente a las celebraciones conmemorativas del Cincuentenario de la Coronación Pontificia

de la Santísima Virgen de el Pueblito, entre los años 1993-2003 el Santuario fue de nuevo remodelado muy notoriamente bajo la dirección del entonces Guardián del Convento y Santuario, Fr. Francisco Manuel Romero, O.F.M., cambiando el piso de mosaico por el piso de mármol. Se hermoseó de gran manera el presbiterio, colocando una nueva Sede presidencial, un nuevo Altar, un Ambón, atril, todo de mármol, recubiertos con figuras en bronce, en las paredes del presbiterio se adosaron losetas de bronce con figuras bíblicas alusivas a los pasajes que hablan directa o indirectamente sobre la Virgen María. Cabe mencionar la columna que sirve de pedestal al Cristo que preside el Presbiterio, toda ella de bronce, conteniendo toda la historia de la salvación, desde la creación del mundo hasta la resurrección de Cristo.

Se colocaron también las cruces y candeleras de bronce, signos visibles de la consagración del Santuario, así como también el vía crucis con las catorce estaciones en bronce.

El camarín donde se encuentra Nuestra Señora de El Pueblito, en su interior fue remozado totalmente, recubierto todo él de mármol, y agregándole un sistema de elevador eléctrico sobre el cual fue colocado el trono de Nuestra Señora, de tal manera que sin mayor esfuerzo ahora la Imagen se eleva y desciende por el interior del camarín de manera muy solemne. Este sistema permite que la Imagen pueda ser bajada y permanezca en el camarín inferior todos los domingos después de la misa de una de la tarde hasta las 5:45 de la tarde, con la finalidad de que los fieles devotos puedan pasar a contemplar y orar ante la imagen estando lo más cerca posible de ella.

Otro elemento de gran consideración fue la adaptación que se hizo durante este tiempo de la Capilla del Santísimo, en la sala que antes fuera la sacristía.

Y el embellecimiento del Santuario continúa. Actualmente se están colocando nuevos vitrales en el Santuario, se ha hermoseado nuevamente la fachada exterior del Santuario y Convento, restituyéndole sus colores originales. Está en

proyecto inmediato la colocación de un nuevo reloj electrónico musical, la pintura del interior del Santuario, la decoración en oro también del interior, así como la construcción de la Capilla de la Reconciliación, todo ello con la finalidad de convertir este espacio sagrado, en un ambiente que ayude mejor a experimentar las realidades trascendentales que ya debemos de experimentar desde ahora, y claro, también como muestra de nuestro amory devoción profundos a Nuestro Padre Dios y a la Santísima Virgen de El Pueblito, quien ha querido habitar en este lugar desde hace 375 años, para mostrar desde aquí, su amor y comprensión maternales a todos aquellos hijos que acudimos a ella confiados y seguros de que seremos escuchados y correspondidos en todo.

Fr. Hugo Córdova Padilla

 

 

MARZO-ABRIL DE 2007

En este Año jubilar Mariano, en el cual estamos celebrando 375 años de culto a la Santísima Virgen de El Pueblito, cabe hacer memoria de cómo durante el tiempo de la Revolución Mexicana, se tuvo que suspender el culto abierto y amoroso a la Santísima Virgen de El Pueblito.

La historia nos dice que desde el 29 de julio de 1914 hasta el 2 de agosto de 1917, para evitar cualquier tipo de profanación a las venerables imágenes, tanto de la Señora, como del Santo Niño, no solamente se tuvieron que ocultar, sino que tuvieron que ser emparedadas del 31 de julio de 1914 al 1 ° de agosto de 1917, en la ciudad de Querétaro, en el número 7 de la calle del Chirimoyo (ahora Pasteur 139), casa, entonces, de la Señorita María del Rosario Solorio.

Valentín F. Frías en sus escritos Efemérides Queretanas de la Época del Carrancismo, 1917-1925, Tomo II, narra de manera detallada este acontecimiento trascendental en la historia de nuestra Señora de El Pueblito y de Querétaro de la siguiente manera. El cronista narra cómo fray. Angelo M. Ruizy Ruiz momentos antes de disponerse a desemparedar las venerables imágenes, se puso a contar la historia del emparedamiento a grandes rasgos, tal y como sucedió el 29 de julio de 1914. "Día en que entraron en esta (ciudad de Querétaro) los carrancistas hasta hoy. Refirió cómo estando rezando en San Francisco el guardián fray Antonio López Romero el sexto día del 5° Novenario Solemne a la santísima Virgen, entraban las fuerzas a la ciudad y al pasar por el templo se llevaron de la puerta del colegio al padre Mariano, al padre fray José Subías (que dicho sea de paso, no volvió), conocido el citado guardián que venían persiguiendo a la religión, e inmediatamente con ayuda de la señora Solís bajó del trono a la Santísima Señora, la envolvió y se fue con ella a la casa número 7 de la calle del Chirimoyo (hoy Pasteur), a la casa de don Ángel López, floricultor de oficio, que sabiendo el Señor López que buscaban los carrancistas a dicha imagen para robarla e incinerarla, temían lo fuesen a saber y el reverendo padre fray Antonio, la pasó en la noche del 21 para el frente de la casa número 7, hoy 139 del señor cura Solorio y hermanas; y allí, levantada un acta respectiva, fue colocada en un cajón de un metro por 90 centímetros siendo de tablón de sabino de 2 pulgadas de grueso y bien forrado de lámina, poniendo también el niño y las alhajas de ambos, se emparedó, y fray Antonio para despistar, salió un día después a pie con un cargador y un cajón cargado y se corrió la voz de que se había llevado a la Santísima virgen; y desde entonces también desapareció fray Antonio.

Hoy, cuando las cosas no están en el estado álgido de entonces, acordaron los reverendos padres en conjunto, sacarla ya a la veneración pública y en efecto nos había invitado para ese acto. Por supuesto todo lo que se había hecho con la santísima Virgen lo iba comprobando con documentos que leía fray Fidel que fungía de secretario. En el discurso del Padre fray Angelo dijo: "Hay entre nosotros un escritor que ferviente, anhelo entusiasmo y devoción ha cantado las glorias de nuestra Santísima Madre del Pueblito; y este cantor seguirá tomando datos para que en mejores tiempos continúe su devoción cantando las alabanzas de María, y las generaciones que nos sucedan, vean cómo nosotros, hemos a

pesar de todo esa devoción legado de nuestros padres." (El cantor a que alude aquí es el que esto escribe).

Después aseguró y dijo que ni él mismo sabía dónde estaba la Santísima Virgen. Que habiendo tenido una reunión compuesta del reverendo padre Provincial, fray Buenaventura Tovar, el padre guardián de La Cruz, fray Salvador Monroy y fray Ugolino Reyes y él, acordaron sacar ya de su escondite a la venerada imagen; tanto porque quizá la clausura le perjudicaría, como porque deseaba corresponder a las personas que sin saber que se trataba de la Imagen original, habían cooperado con tanto entusiasmo para el novenario, presentándoles la sagrada efigie, hace tres años escondida."

Cabe señalar que este gran acontecimiento sucedió el día miércoles 1 de agosto de 1917 a las 6 de la tarde, en donde se dieron cita los siguientes invitados por el reverendo padre fray Angelo M. Ruiz: señor pro vicario capitular canónigo don Pedro Vera, presbítero Salvador Septién, presbítero Salvador Salazar, fray Ugolino Reyes, fray Fidel Vázquez Soto, fray Manuel Aguilar, don José M. Calvo y señora, ingeniero Juan Alcocer y señora, licenciado Luis Cosió, impresor y ministro de la tercera orden, el señor don Demetrio Contreras, farmacéutico, don Ricardo Ruiz, don Federico Suárez, don Ignacio Solorio, la señorita María Frías (mi hermana) ministra de la tercera Orden, el que esto escribe y otras 12 señoras representantes de varias cofradías; así como la señora Rosario Solorio de quien era la casa, sus dos sobrinas, Celestina y Margarita, mi sobrina política y las criadas.

En una pieza que sólo tiene entrada por otra pieza, según el pianito adelante puesto, hubo una reunión estando presentes los padres y señores en la pieza de adentro y las señoras en la entrada y colocada una tribuna en la puerta divisoria, tomó la palabra el reverendo padre fray Angelo M. Ruiz para dar a conocer el objeto de aquella reunión, dando a conocer la historia presentada más arriba.

Después de contar la historia del emparedamiento, dijo que dos de las principales personas, de las que habían ocultado a la Santísima Señora, habían ya pasado a mejor vida y lo eran: el señor cura don Benjamín Solorio, dueño de la casa y el maestro albañil que la emparedó. Llamó a dos albañiles, les preguntó que como se llamaban y qué eran del difunto maestro, y uno dijo ser hijo y otro sobrino. Les preguntó que si ellos sabían dónde estaba la Imagen y dijeron que sí. Les preguntó que porqué. Y contestaron que porque aquéllos habían ayudado. Entonces se dirigió a uno (el sobrino) y le dijo: ¿Podría usted decirme dónde está? Contesto: si, Padre. Pues, diga usted dónde está. (Aquí todos nos pusimos atentos, como suele decirse sin parpadear). Allí dijo señalando al fondo de la misma pieza y precisamente en el lugar de la pared, donde estaba sentado el señor presbítero vicario capitular canónigo don Pedro Vera. Entonces dijo: "Pues pasen a sacarla". Todos nos paramos para quitar de allí la mesa, confidentes, sillones, alfombra y demás. Despejado todo, el señor Vera invitado por el padre fray Angelo, tomó el cincel y el martillo y dio en el muro los primeros barretazos. Enseguida siguieron ellos y mientras el señor Vera nos invitó a rezar el rosario, que alargase hasta ser la hora de quince. Algunas de las señoritas y señoras invitadas cantaban los misterios del profesor don Agustín González que compuso a esta Santísima. "[1]

"Se trajo una mesa y se formó un altarcito para la veneración. Enseguida sacaron el cajón que estaba incrustado en la pared y dentro del cual estaba la Imagen, cuyo cajón era de sabino macizo y tenía una cubierta de lámina de zinc bien remachada. El maestro carpintero D. Antonio Rico, que la arregló para guardarla, fue quien la volvió a descubrir. Estaban en la letanía, y al decir el Señor Vera y Zuria "Auxilio de los cristianos", quedó descubierta la Santísima Virgen del Pueblito. Todos los presentes inclinaron la cabeza en señal de adoración y en todos los rostros veíase correr el llanto en abundancia, seguramente de alegría por haberla recuperado a la veneración pública, o tal vez de dolor por haberla perdido tanto tiempo.

A continuación, y comenzando por el propio señor Vera y el R.P. fray Angelo M. Ruiz Ruiz, fueron de dos en dos, de rodillas, a besarla en unión de su Divino Niño.

Terminada la adoración, fray Angelo dijo: "Decidme señores: ésta es la misma Sagrada imagen que veneraron nuestros mayores y veneramos nosotros desde niños".

Todos a coro, contestaron en el

paróximo de su entusiasmo: "Sí, Padre". Y volvió a inquirir, fray Angelo: "¿Es ésta, la misma Santísima Señora a la que tributamos culto en san Francisco, a la llegada de la revolución, hace tres años?".

"Sí, Padre", volvieron todos a contestar con delirio.

Cuando se dejó oír esta segunda afirmación, el frenesí había invadido el ámbito de los circunstantes y todos lloraban, abrían los ojos desmesuradamente, como expresión clara de su profundo éxtasis y prorrumpían en lamentos de súplica y en ayes impresionantes de júbilo desbordante.¡¡¡¡Aquello era indescriptible!!!!

Luego se puso de pie la Srita. Rosario Solorio, para leer un escrito que llevaba, por medio del cual, en nombre de su difunto hermano el Señor Cura, hacía entrega solemne de la Sagrada Imagen.

Por último se dio lectura al Inventario que llevaba consigo la Santísima Señora, de todas sus pertenencias, el cual fue de conformidad, ya que a medida que se iba sacando la correspondiente prenda se confrontaba con el escrito.

La Santísima Señora fue descubierta a las 7:40 de la noche; así es que habiendo sido ocultada el 29 de julio de 1914 a las 8:30, hora en que se rezaba la novena en San francisco como queda dicho, permaneció oculta al público 3 años, 3 días, 12 horas, 10 minutos. La noche había tendido ya su manto acogedor sobre esta mi muy noble y leal Ciudad de mis mayores. Eran las 8:30 p.m. cuando de esta casa predestinada empezaron a salir, aisladamente, todas las personas ahí reunidas que fueran objeto de dicha tan sin igual, todas ellas iban con el mayor recogimiento y con la más grande alegría: la de haber vuelto a contemplar a la Soberana de Querétaro: NUESTRA MADRE DE EL PUEBLITO".[3]

Basado en estos dos testimonios, he querido compartirles este grandioso y a la vez místico acontecimiento que forma parte de esa historia salvífica que Dios ha querido construir al hacerse presente en medio de este pueblo queretano, que ahora comparte con todos los que en él habitan y buscan su salvación. Este acontecimiento tan especial, quiere ser vivo testimonio de cómo, Santa María de El Pueblito, ha acompañado a este su pueblo, precisamente en los momentos más críticos de la historia, no está por demás señalar que, debido a esta presencia protagonista de tan Augusta Señora, nuestros antepasados, tanto clérigos diocesanos, religiosos, como autoridades civiles, la supieron reconocer como su madre y abogada en todo momento, hasta ser proclamada Reina, Madre y Patrona de todo el estado de Querétaro.

Que esta semblanza histórica despierte y sostenga en nosotros una Devoción conciente y madura, amante y respetuosa a Nuestra Madre Santísima de El Pueblito.

En la próxima revista les participaré el tan emotivo momento en que la Venerable Imagen fue trasladada al Templo de San Francisco de Querétaro.

Fr. Hugo Córdova Padilla, o.f.m.

 

Notas:

[1] Valentín F. Frías y sus Efemérides Queretanas de la Época del Carrancismo, 1917 -1925 Tomo II, Querétaro 2005, pp. 58-60.

[2] Valentín F. Frías y sus Efemérides Queretanas, op. cit. p. 60

[3] Ignacio R. Frías y Camacho, Semblanza y Realidad a través de la Santísima Virgen del Pueblito, Querétaro, 1997. pp. 57-58