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Historia _ de _ la _ imagen |
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Historia de
la Venerable Imagen de Santa
María de El Pueblito
por Fray Eulalio
Hernández Rivera O. F. M.
Hasta los lejanos años de 1631 y
1632 se remonta el feliz origen
de la Milagrosísima Imagen y
gloriosísimo título de Santa
María de El Pueblito; pues fue
éste el dichoso tiempo en que el
humilde sacerdote y religioso
franciscano fray Sebastián
Gallegos, escultor hábil e
inspirado, que residía en el
convento de San Francisco el
Grande de la ciudad de
Querétaro, esculpió en su
taller y con sus propias manos
esta graciosísima Imagen que
representa a la Santísima Virgen
María en el misterio de su
Concepción Inmaculada.
Es, la Venerable Imagen, una
talla entera que representa a la
bienaventurada Madre de Dios, de
pie; con las dos manos juntas por
las palmas y sobre el pecho; las
puntas de los pies, que calzan en
color negro y sin figuras,
aparecen en el parco orlado del
borde de la túnica y posan sobre
una media luna que sólo asoma
los extremos por los lados
derecho e izquierdo de la Sagrada
Imagen y todo el conjunto
descansa sobre una pequeña y
sobria peana circular.
La Imagen en su totalidad mide
cincuenta y tres centímetros y
medio y pesa un kilo cincuenta
gramos; peso y medida que fueron
constatados por el Muy Reverendo
Padre fray Leopoldo Campos, el 31
de marzo de 1965 en presencia de
algunas de las religiosas del
entonces convento de Capuchinas
de la ciudad de Querétaro y
convento de Clarisas en la
actualidad. El mismo día y año,
el escultor J. Jesús Rodríguez
y el ebanista Antonio Tovar, tras
detenido examen de la Imagen,
opinaron que "está hecha
con el frágil material de caña
de quiote"; pero la verdad
es que está hecha de caña de
maíz.
Lleva como atuendo una túnica de
cuello circular que, ceñida en
la cintura, corre en ligerísimos
pliegues hasta descansar, con
suave movimiento, a los lados de
los pies: a ella se agrega un
manto cuyos extremos, uno oculto
y el otro visible, se juntan en
el lado izquierdo de la cintura,
cayendo el resto, en una onda,
sobre su rodilla derecha.
Del 29 de marzo al 3 de abril de
1965, don Antonio Tovar removió
las pinturas que se le habían
puesto, de las cuales la última,
ya decolorada, era rosa en la
túnica y azul verde en el manto
y le restableció el dorado
original. El pelo, que es lacio,
normalmente abundante y termina
sobre la espalda, casi a la
altura de los hombros.
El padre Gallegos regaló la
pequeña Imagen a su hermano de
hábito fray Nicolás de Zamora,
entonces cura de la ciudad de
Querétaro y doctrinero de los
lugares circunvecinos, quien,
justamente angustiado por la
pertinaz insistencia de los
habitantes de El Pueblito en su
culto idolátrico, a pesar de la
instrucción cristiana, la
colocó, el año de 1632, en una
capillita cercana al cué o
adoratorio donde los nativos
practicaban la idolatría.
Se ignora cuál fue el lugar
exacto que esta capilla ocupó.
Don Valentín F. Frías, que
publicó sus Leyendas y
tradiciones queretanas en el
lapso que va de 1896 a 1898, en
el Tiempo Ilustrado, diario
capitalino, dice que en ese
tiempo existían aún, "a la
falda del Cerrito, lado
oriente", los restos del
lugar en que el padre Zamora la
colocó y lamenta que nadie los
cuidara, sino que antes iban
haciendo desaparecer las piedras.
Los nativos, al ir a sus
reuniones, encontraron la Imagen,
la contemplaron y, primero
hechizados por sus bellezas y,
después, convencidos por los
prodigios que Dios empezó a
obrar desde luego por su medio,
experimentaron el cambio que los
llevó, abandonada
definitivamente la idolatría, a
la fe cristiana. ¡Dios que no
desdeña servirse de medios
humildes, se valió de la
insignificancia de la Bendita
Imagen para llevar a los
naturales de esta región a la
unión con Cristo!
He aquí la forma en que narran
el histórico momento dos
escritores, uno antiguo y el otro
contemporáneo:
Entróles el amor a María
por los ojos, mirando y admirando
tanta belleza y majestad en esta
maravillosa Imagen, que no será
la primera vez que los ojos son
las armas con que los corazones
se rinden. Para que ninguno me
reprenda si dijese que les entró
la fe y el amor a la religión
por la vista de esta celestial
Conquistadora, disponiendo y
facilitando las puertas de los
oídos, para hacer más segura y
más suave la entrada por medio
de la predicación evangélica,
en [...] aquellas obscuras almas;
perdió luego el demonio su
antiguo imperio en aquel sitio;
cayó del trono, que con solapado
ardid, tenía erigido en aquel
campo; y se convirtió el
seminario de idolatrías y
supersticiones, en un solar de
maravillas y en un cielo de
prodigios. (Fray
Hermenegildo de Vilaplana,
Histórico y sagrado novenario de
la Milagrosa Imagen de Nuestra
Señora del Pueblito, cap. II)
Graciosa, ingrávida, frente a la
colosal pirámide tolteca, en
donde se refugia la idolatría
indígena, nuevo David contra
Goliat, se yergue la figura
celeste de la Virgen Pequeñita.
Vestida va de cielo. Las
estrellas cintilan en su manto.
La luna pósase a sus plantas
¡Su sola vista arrebata el
corazón gentil! En aquella
mañana, con estrépito
grandioso, resquebrájase el
centro de la noche y su sombría
corona rueda al abismo. El
momento, solemne y grandioso,
tiene resonancia de pavor y
efluvios de ternura. ¡Milagro!,
pronuncia reverente el aborigen.
¡Milagro!, prorrumpe el
misionero. ¡Milagro!, exclama el
conquistador. ¡Milagro!,
proclaman las generaciones. (J.
Guadalupe Ramírez, Ecos de la
coronación de Santa María del
Pueblito, Querétaro, 1949, P-
25)
Y es que la Imagen, a pesar de
que no se sujeta del todo a los
cánones universales de la
belleza artística, tiene algo
muy especial que inspira
confianza filial y roba el
corazón: su frente es amplia y
despejada, sus ojos son cristales
nítidos por los que asoma un
corazón pleno de misericordia y
bondad, sus labios finos y
cerrados están prontos a la
sonrisa amable, su nariz perfecta
y su barbilla de ligero hoyuelo
indican nobleza; la plenitud de
su rostro ovalado y trigueño
refleja inocencia y candor; sus
manos, conchas que guardan
solícitas las perlas de las
bendiciones divinas, despiertan
paz y dicha en el alma, y, en
fin, su porte y presencia de
Señora y Madre es dulce, sereno,
tierno, delicado y amable; es,
toda ella, un verdadero
"trasunto de la Madre que
está en el cielo" (J.
Guadalupe Ramírez, Ecos de la
Coronación..., p. 22).
Y a esto tenemos que añadir el
don singular de taumaturga con
que la dotó el cielo; para que
el amable lector pueda darse una
leve idea de ese excepcional don
de milagros, bastará con que lea
la obra antes citada, escrita por
el padre Vilaplana y contemple el
sinnúmero de testimonios de
todos los bienes y gracias que
Dios derrama sobre sus hijos a
solicitud de su Madre Santísima
que por ellos ha sido invocada en
su venerable título o Imagen de
El Pueblito..
Fue así como, por estos motivos,
el año de 1632 se inició la
veneración, entre los habitantes
de estos lugares, a la Santísima
Virgen María, la Madre de
Jesús, nuestro Dios y Salvador,
en la venerabilísima Imagen de
Santa María de El Pueblito.
Tiene la Venerable Imagen, junto
a sí, a su lado derecho, una
imagen del Niño Jesús, también
de pie, sosteniendo con la mano
izquierda un pequeño globo
terráqueo metálico y con la
derecha en actitud de bendecir.
Parece que esta Imagen se le puso
posteriormente y lo parece por
razones como las siguientes: no
existe un solo caso en el que se
haya representado a la Virgen
Santísima, en su Concepción
Inmaculada, teniendo junto a sí
al Niño Jesús; el material con
que está hecho es madera sólida
y no del material de la Imagen de
la Dulce Madre, y, a diferencia
de ésta, que tiene los ojos
sólo dibujados, la Imagen del
Divino Niño tiene los ojos de
esmalte; esto, además de que no
ha faltado "voz única y
volante", que le fue puesto
después (Valentín F. Frías,
Leyendas y..., p. 163).
La Imagen del Unigénito de Dios
Padre mide veinticinco
centímetros de altura, pesa
doscientos sesenta gramos; es de
talla completa sin vestido alguno
y, hasta finales del siglo XIX,
llevaba la cabeza tocada con
potencias, en tanto que desde el
primer lustro del siglo xx luce
corona y aureola.
Una nube en forma de triángulo
hace de peana a ambas imágenes,
la cual se apoya por el vértice
y con un saliente en la parte
superior derecha sobre el que
aparece la Imagen del Divino
Infante. Es muy probable que esta
nube sea también de principios
del siglo pasado; pues don
Valentín F. Frías ni en 1898,
al publicar La Patrona de
Querétaro, ni en 1900, cuando
aparecen las Leyendas y
tradiciones queretanas, la
menciona y antes da a entender
que, por su ausencia, la Imagen
del Niño Dios descansa sobre el
piso: "La Venerable Imagen
tiene a sus pies al lado derecho
el Niño Dios en pie", dice
después de haber afirmado que
una escultura de San Francisco
"sostiene sobre su cabeza
tres mundos sobre los que
descansa la Sagrada Efigie",
y don José María Zelaá e
Hidalgo, que escribió en 1803
sus Glorias de Querétaro, dice
claramente: "el niño que la
acompaña está abajo a su lado
diestro, junto a una estatua de
Nuestro Seráfico Padre San
Francisco, que le sirve de
peana".
Junto al lado frontal de la nube
está una estatua de San
Francisco de Asís, en la que el
Patriarca aparece de rodillas y
sosteniendo con ambas manos tres
mundos que se apoyan sobre su
cabeza y simbolizan las tres
órdenes que fundó: frailes,
religiosas y franciscanos
seglares. La escultura es de
madera sólida, mide sesenta y un
centímetros de la cabeza a las
rodillas y de éstas a la orilla
del hábito, veintiséis
centímetros. En opinión de don
Valentín Frías Frías se trata
de una talla que data alrededor
de los años 1830-1840. En
realidad, ésa y una de San
Buenaventura fueron hechas en
1869 con el mismo fin.
Tan profunda fue, desde el
principio, la devoción del
pueblo y el gobierno a la
Santísima Virgen en esta
advocación y título que, en la
cuarta de las ordenanzas de la
ciudad de Querétaro, dadas el 15
de junio de 1731 por el
ayuntamiento, aprobadas por el
virrey Juan de Acuña el 17 de
diciembre del mismo año, y
confirmadas por Felipe V de
España en Aranjuez, el 6 de
julio de 1733, se dice que
siempre que se experimente
sequía, alguna plaga pública o
epidemia, se acuda al amparo y
patrocinio de esta advocación de
la Santísima Señora.
Los franciscanos no se quedaron
atrás en esta devoción y el 15
de enero de 1745, en el templo de
San Francisco de la ciudad de
Querétaro, la juró solemnemente
el Muy Reverendo Padre Provincial
fray Antonio de Villalba Patrona
Principal de la provincia de los
gloriosos apóstoles San Pedro y
San Pablo de Michoacán y de sus
capítulos. Y el 28 de septiembre
de 1787, el juramento fue
confirmado por la Congregación
de Ritos de la Santa Sede.
No fue menos la devoción de los
militares y el 29 de octubre de
1810, en el templo de Santa
Clara, fue proclamada Generala de
los ejércitos realistas por don
Manuel Flon y don Ignacio García
Rebollo, quienes le impusieron
banda y bastón de mando. En
ocasión de este juramento, don
Félix María Calleja puso la
Imagen en sus banderas. En 1863
volvió a jurarla el general
Tomás Mejía, volviéndole a
imponer banda. Estas bandas y
bastones pueden verse en la
"Sala Museo" del
santuario de Nuestra Señora de
El Pueblito. Con motivo de esta
proclamación, el Gobernador
decretó que a su paso frente a
palacio se le presentasen armas.
Lo que se realizaba así: el
Centinela gritaba la orden
"guardia a Su Majestad"
e inmediatamente se formaba la
tropa con banderas a la cabeza,
acompañada de clarines y
tambores batiendo a toda marcha,
presentando sus armas y doblando
una rodilla en tierra. Además,
al pasar por la cárcel se ponía
de frente a la Sagrada Imagen y
el Alcaide abría de par en par
las puertas, a fin de que los
presos, desde el interior,
elevasen sus oraciones a la que
es Madre de los afligidos. Esta
proclamación y estos usos en
ella originados, siguieron
vigentes, una vez proclamada la
Independencia, hasta las Leyes de
Reforma (1860-1861) que
establecieron la separación
entre la Iglesia y el Estado e
impidieron esta manifestación
pública de fe.
El 23 de mayo de 1821, temiendo
que las fuerzas de don Agustín
de Iturbide se apoderaran de El
Pueblito, el ayuntamiento de
Querétaro pidió a fray
Francisco de Jesús Ballesteros y
demás religiosos que trasladaran
a esta ciudad la Venerable Imagen
con fines de seguridad, la
petición fue aceptada y el 1 de
junio, del mismo año, se hizo el
traslado; en esta ocasión se
celebró un novenario en la
parroquia de Santiago, a donde se
trasladó el día 2, a las
diecisiete horas y luego fue
depositada en el templo de San
Francisco.
El 5 de junio de 1822, el
ayuntamiento mandó hacerle un
novenario para pedir a Dios por
el buen gobierno del emperador
Agustín I (de Iturbide). A este
fin la Venerable Imagen se
trasladó a Santa Clara el 6 de
junio y el día 7 a la parroquia
de Santiago. Y el 31 de enero de
1823, otro novenario para que
cesase una enfermedad epidémica
que afligía a la población. La
Venerable Imagen se trasladó el
3 de febrero a Santa Clara, y el
día 4 a la parroquia de
Santiago.
El 29 de febrero de 1829, el 5 de
octubre de 1833 y el 3 de octubre
de 1850, el Congreso del Estado
decretó medidas encaminadas a
dignificar y promover su
veneración; además el 3 de
junio de 1830, decretó que el
gobernador la jurara Patrona del
Estado, por lo que el gobernador
don Manuel López de Ecala dio
sus disposiciones al respecto el
día 5 y realizó el juramento el
8 de agosto, en la parroquia de
Santiago.
En 1867, a causa del sitio que
los republicanos pusieron a la
ciudad de Querétaro del 14
de marzo al 15 de mayo, fue
trasladada al templo de Santa
Clara.
El 13 de abril de 1875, en la
sala del cabildo de la Catedral,
el obispo don Ramón Camacho
García, segundo obispo de
Querétaro y el cabildo
diocesano: el arcediano José
María Ochoa y los canónigos
José María Alegre, Manuel Soria
y Breña, Luis G. Borja e Ismael
A. Jiménez, la proclamaron
Patrona de la diócesis de
Querétaro y del cabildo
eclesiástico de la misma. Acto
que un año después fue
renovado.
El 2 de junio de 1870, Pío IX
concedió a la diócesis la
celebración de su fiesta con el
Oficio Divino y la misa del
común de la Santísima Virgen en
el tiempo pascual, exceptuadas
las antífonas para los cánticos
de vísperas y laudes. El 12 de
agosto de 1908, San Pío X
concedió a la diócesis
elevación del rito a festividad
y señaló como fecha de ésta el
sábado anterior al segundo
domingo después de Pascua. El 13
de noviembre de 1918 Benedicto XV
concedió a la provincia
franciscana Oficio y misa
propios, y el 11 de junio de 1919
extendió esta concesión a la
diócesis. El 16 de mayo de 1923
la Congregación de Ritos aprobó
la sexta lección del Oficio, la
histórica, y el 7 de junio de
1951, a petición del Muy
Reverendo Padre fray Fernando de
Jesús García concedió se
incluyese en ella lo referente a
la coronación y al patronato
sobre la ciudad episcopal.
El 8 de junio de 1914, temiendo
una profanación, fue trasladada
a San Francisco de Querétaro,
ocultada el 29 de julio y, el
día último de ese mismo mes,
bajo la responsabilidad del
entonces Guardián de San
Francisco, fray Antonio López,
emparedada en la casa de la
señorita María del Rosario
Solorio, situada en el número 7
de la antigua calle de Chirimoyo,
actual calle de Pasteur número
139; hasta el 1 de agosto de
1917, en que se trasladó al
templo de San Antonio, donde se
expuso a la veneración el día 2
a las seis de la mañana, y,
después de un solemne novenario
empezado el día 3, trasladada a
su santuario.
El 12 de octubre de 1922, Pío XI
concedió la coronación
pontificia solicitada por el
señor obispo don Francisco
Benegas Galván y el Comisario
Provincial, Muy Reverendo Padre
fray Buenaventura Tovar,
nombrando como su representante,
para ese fin al señor delegado
apostólico don Ernesto Filippi
Scoccia, quien no pudo cumplir la
encomienda debido a la expulsión
que contra él decretó el
presidente Alvaro Obregón, el 13
de enero de 1923, a petición de
la "Liga Anticlerical
Mexicana", fundada por la
extranjera Belén Zárraga y
apoyado en el artículo 33 de la
Constitución, por haber
bendecido y puesto, en nombre de
Pío XI dos días antes, la
primera piedra del segundo
monumento a Cristo Rey en El
Cubilete, y haber proclamado a
Cristo, Rey de México: abandonó
el país el 18 del mismo mes y
año. Ante estos acontecimientos
el Santo Padre nombró su
representante, el 7 de junio de
1923, al arzobispo de Morelia,
Michoacán, don Leopoldo Ruiz y
Flores, quien tampoco pudo
cumplir el encargo: primero por
la inquietud que sembró en todo
el país el movimiento
delahuertista, luego por la
gestación de la persecución
religiosa del presidente Plutarco
Elias Calles, y el destierro que
contra él pidió el Congreso el
4 de octubre de 1932, misma fecha
en que el señor Ruiz y Flores
salió del país, y decretado por
el presidente Abelardo R.
Rodríguez, como contestación a
la encíclica Acerba animi, dada
por Pío XI el 29 del mes
anterior y en la que lamentaba
que el gobierno no hubiese
cumplido con lo acordado, en
1929, entre el presidente Emilio
Portes Gil y su delegado
apostólico, el mismo señor Ruiz
y Flores, respecto al cese de la
guerra cristera devolución
de los templos y respeto a la
vida de los cristeros que
depusieron las armas, y,
finalmente, por haberlo impedido
su muerte acaecida el 15 de
diciembre de 1941.
Durante los años de la
persecución callista
1926-1929, en el estado de
Querétaro, la Venerable
Imagen fue ocultada en el mismo
santuario-convento de El
Pueblito, velando por su
seguridad el Muy Reverendo Padre
fray Buenaventura Tovar y el
Venerable Hermano fray Cordero
Muñoz.
El 3 de mayo de 1942 asistió, en
el templo de Santa Clara, a la
función y al novenario que le
antecedió, que con motivo del
vigésimo quinto aniversario de
la ordenación sacerdotal del
presbítero don Cesáreo
Munguía, párroco entonces de
esa parroquia del Sagrado
Corazón de Jesús, se realizó.
El 27 de enero de 1943, el señor
obispo don Marciano Tinajero y
Estrada solicitó del Papa Pío
XII "os dignéis aceptar
mandar que con vuestra autoridad
y en vuestro augusto nombre sea
coronada". El 7 de octubre
del mismo año contestaba el
Santo Padre concediendo la
coronación y delegando para ella
al mismo señor obispo don
Marciano Tinajero, quien realizó
la solemnísima coronación el 17
de octubre de 1946 en la exhuerta
del convento de la Santísima
Cruz de los Milagros, entonces en
poder de la 17 Zona Militar,
luego ocupada por el CREA, antes
INJUVE, tras anunciarla en una
carta pastoral de 4 de mayo y
leída en todos los templos el
día siguiente.
El 17 de diciembre de 1946 se
trasladó a Querétaro para estar
presente en la celebración
jubilar del quincuagésimo
aniversario de la ordenación
sacerdotal del señor Tinajero,
realizada el día 27 del mismo
mes y año.
El 17 de octubre de 1948, el
señor Tinajero la proclamó
Patrona Principal de la ciudad
episcopal; patronato que
confirmó Pío XII el 11 de
octubre de 1949.
El 15 de mayo de 1954, con motivo
del Año Mariano, la provincia
franciscana de San Pedro y San
Pablo de Michoacán, ofreció en
su santuario uno de los tres
"Grandes homenajes oficiales
a la Reina de los frailes
menores", consistente en
misa pontifical celebrada por el
Muy Reverendo Padre Provincial
fray Fernando García,
exposición del Santísimo, canto
del Veni Creator, renovación del
juramento del patronato sobre la
provincia, canto del Tota
Pulchra, del Te Deum y
bendición.
El 18 de mayo de 1958, el obispo
don Alfonso Toriz Cobián, en el
salón de actos del templo de San
Francisco, se comprometió
solemnemente a que la Santa Sede
la confirmara Patrona Principal
de la diócesis y el venerable
cabildo le pidió que solicitara
el patronato para el primer
centenario de la diócesis que se
celebraría el 26 de enero de
1963; pero hasta su dimisión, el
25 de octubre de 1988, no lo
realizó.
El 8 de agosto de 1956 asistió
en el templo de Teresitas, a la
celebración de los veinticinco
años del rectorado del canónigo
don Ezequiel de la Isla, en el
seminario diocesano.
En 1965, del 7 al 14 de enero se
restauró de las picaduras de
polilla sufridas y se le
adaptaron casquillos para
sostener las coronas, se doraron
las peanas metálicas y la luna,
y se hizo una modificación en el
sostén de las aureolas a fin de
que éstas no descansaran sobre
las imágenes de la Santísima
Virgen y el Divino Niño..
Del 29 de marzo al 3 de abril se
le adaptó el armazón, hecho por
el orfebre don Felipe Vázquez,
que protege a la Imagen de la
Santísima Virgen desde la
cintura hasta abajo.
En 1971, con motivo de la
celebración del vigésimo quinto
aniversario de su coronación,
recorrió las parroquias y
vicarías de la diócesis de
Querétaro y el 17 de octubre se
celebró solemnemente dicho
acontecimiento con una
concelebración, en el atrio del
santuario, presidida por el
señor obispo don Alfonso Toriz
Cobián, la cátedra sagrada la
ocupó el Reverendo Padre fray
Leopoldo Arvizu; y con otros
actos religiosos, culturales y
sociales.
El sábado 29 de octubre de 1977,
después de recorrer las calles
de la población, fue llevada al
Cerrito para la celebración de
una vigilia que duró toda la
noche, con motivo de los 345
años de haberse iniciado su
veneración.
El 20 de octubre de 1979 sufrió
una caída, en el templo de la
Santísima Cruz de los Milagros,
en la que hubo daños, gracias a
Dios no de alcances irreparables,
por lo que el lunes 29 a las doce
horas el Muy Reverendo Padre
Provincial fray Bernardino Yánez
tuvo una reunión con las
asociaciones encargadas de su
culto y algunas otras personas,
en la que se llegó a un acuerdo:
nombrar una comisión que atienda
al cuidado de la Venerable Imagen
y a la propagación de su
devoción. El 1 de marzo de 1980
fue propuesta para su aprobación
provincial, esa comisión que
estaría integrada, de acuerdo
con la proposición hecha, por
las directivas de las
corporaciones Damas de la Corte y
Guardia Real. Esta proposición
fue presentada dentro del cuerpo
de un "Estatuto que
establece las condiciones con que
la diócesis, la provincia, el
santuario y las corporaciones
velarán siempre por el decoroso
culto de la Venerable Imagen de
Nuestra Señora de El Pueblito y
la conservación razonable de la
misma".
El 28 de noviembre de 1979
presidió la celebración
eucarística que con motivo de
los XXV años de la ordenación
sacerdotal del párroco del
lugar, presbítero don Manuel
Ugalde, fue realizada en el
templo parroquial.
El 17 de octubre de 1982 se
celebraron los 350 años del
culto a María Santísima en su
venerable título de El Pueblito.
El día 8 del mismo mes se
inició el solemne novenario.
Además, los días 11,13,14 y 15
se realizaron también actos
culturales y
académico-musicales. El sábado
16, las vísperas fueron
presididas por el Muy Reverendo
Padre Provincial fray Bernardino
Yánez. El día 17, la
concelebración eucarística fue
presidida por el delegado
apostólico, monseñor Girolamo
Prigione, a las diecisiete horas,
en la plaza de toros "Santa
María". La homilía estuvo
a cargo del arzobispo de Morelia,
monseñor Estanislao Alcaraz
Figueroa.
El 17 de octubre de 1996 se
llevó a cabo la solemne
celebración del cincuentenario
de la coronación pontificia de
la Venerable Imagen. Llevada en
un elegante carro alegórico,
realizó la visita a las
parroquias, visita que inició el
15 de agosto y que terminó el 7
de octubre. Del 29 de septiembre
al 6 de octubre tuvo lugar, en el
Museo de la Ciudad, la
exposición "Santa María
del Pueblito, Historia y
religiosidad". El día 8 de
octubre inició la novena de
preparación, que se realizó en
el templo de San Francisco. El
17, día de la solemnidad, a las
diez horas con treinta minutos,
en el templo de San Francisco,
tuvo lugar un homenaje
teológico-literario-musical y, a
las dieciséis horas, en el
estadio "Corregidora",
la magna Concelebración
Eucarística presidida por el
obispo de esta diócesis de
Querétaro,monseñor Mario de
Gasperín Gasperín, quien, en
compañía del ministro
provincial, fray Pedro Esquivel,
renovó el acto de la
coronación.
El 17 de octubre de 1998 se
celebró el cincuentenario de que
María Santísima de El Pueblito
fue proclamada Patrona Principal
de las ciudades de Querétaro, La
Cañada, Hércules y El Pueblito.
Del 25 de julio al 6 de octubre,
la Venerable Imagen visitó las
parroquias y algunos otros
templos de la ciudad de
Querétaro. El día 7 de octubre
se realizó un rosario viviente
en la plaza de toros "Santa
María". El día siguiente
comenzó el novenario de
preparación que se realizó en
el templo de San Francisco. El
día 11 se efectuó una cabalgata
histórica de carros alegóricos
y, el día 17 en el estadio
"Corregidora" a las
diecisiete horas con treinta
minutos, la Concelebración
Eucarística de la solemnidad,
presidida por el obispo de
Querétaro, monseñor Mario de
Gasperín Gasperín.
Tiene un himno, cuya letra es del
canónigo don Salvador Septién y
cuya música es de don Julián
Zúñiga, compuesto con motivo de
su coronación. Tiene también
una misa propia con música del
presbítero Cirilo Conejo Roldan
y del profesor Eduardo Loarca
Castillo y una ópera en cuatro
actos, titulada "La
Ofrenda", cuyo libreto y
música son del maestro Felipe de
las Casas; ambas fueron
compuestas en ocasión del
vigésimo quinto aniversario de
su coronación. Además, se le ha
dedicado el hermoso canto del
"Pues concebida",
compuesto por don José María
Zelaá e Hidalgo en honor de
Nuestra Señora de los Ángeles,
que se veneraba en el templo de
San Antonio de la ciudad de
Querétaro, teniendo aumento de
estrofas cuyo autor se desconoce.
En la actualidad la población le
hace tres celebraciones: la más
antigua y autóctona, que culmina
el domingo llamado de carnaval;
la litúrgica, que se realiza el
sábado anterior al cuarto
domingo después de Pascua y el
aniversario de la coronación,
que suele realizarse dos domingos
después del 17 de octubre. En la
actualidad, también visita tres
veces la ciudad de Querétaro: la
primera, con motivo de su fiesta
litúrgica en Catedral, la
segunda en junio para la novena
del buen temporal hasta
1978 esta salida se hizo el 26 de
julio y el 6 de octubre,
para el aniversario de la
coronación
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